Nuestras ciudades y barrios han cambiado, es un hecho que no podemos negar. Los barrios que ayer era meramente residenciales, y se encontraban relativamente alejados del centro, hoy se encuentran bien conectados, y han recibido usos distintos al residencial, ligados al comercio y a los servicios. Algunos sectores de la ciudad han recibido vecinos nuevos, provenientes de diversas ciudades y países. Arribando junto a ellos: estilos de vida distintos, comidas, idiomas y acentos diversos. Así, el espacio público se ha enfrentado a una comunidad cambiante, con nuevas prácticas, olores y colores. Diversidad no exenta de dificultades en el plano de la convivencia.
Esta diversidad, en su sentido más amplio, representa un gran desafío para la intervención del Programa Quiero Mi Barrio y la promoción de la participación, ya que las políticas públicas históricamente se han enfocado al trabajo con organizaciones que por lo general están compuestas por personas adultas y adultas mayores residentes de los barrios, fortaleciendo así la participación de un sector de las comunidades, pero dejando muchas veces de lado a otros actores que forman parte de la realidad barrial.
Se nos presenta entonces el desafío de construir ciudades y barrios más amables, seguros e inclusivos, en donde se reconozca la diferencia, en un marco de buena convivencia. En este sentido la política pública y el Programa Quiero Mi Barrio se debe ir adaptando a esta realidad barrial dinámica, asumiendo el desafío de la inclusión y la multiculturalidad, generando espacios de acercamiento al interior de las comunidades con las que trabajamos.
Esta tercera edición de “Con los pies en el barrio” tratará de expresar justamente esto: la diversidad en los barrios, junto con algunas experiencias y estrategias que hemos desarrollado como Programa para generar inclusión y fortalecer la convivencia intercultural.
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