En plena vía pública y ante más de 100 personas, entre vecinos, amigos y colaboradores, apostados en Maturana –entre Castillo y Francisco Bardessi- en la comuna de Santiago, se realizó la ceremonia de finalización del Taller de Formación de Gestores de Patrimonio y Sustentabilidad, una iniciativa que se materializó a través de una alianza entre el Instituto Nacional de la Juventud y la SEREMI del Ministerio de la Vivienda, como parte del Programa Quiero Mi Barrio Balmaceda Centenario.

En la ceremonia, Igor Strika, de la Unidad Intersectorial de la Seremi de Vivienda y Urbanismo explicó que “el Programa Quiero mi Barrio, en alianza con el INJUV desarrolló  durante 3 meses el Proyecto “Gestores Patrimoniales” con el objetivo de generar un espacio de participación y capacitación a jóvenes en temáticas patrimoniales, conformar equipos de trabajo e implementar proyectos, que vayan en relación al mejoramiento y puesta en valor de la identidad cultural y el patrimonio de espacios públicos en dos Barrios de la Comuna de Santiago: Balmaceda – Centenario y Matadero-Placer – Bío Bío”

La Alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, quien también participó de esta alegre tarde cultural, destacó el aporte del programa en esta evento: “Quiero mi Barrio beneficia a sectores de nuestra comuna que por diversas razones han sufrido deterioro. Balmaceda es un barrio antiguo, en el cual el paso de los años ha dejado su huella”

Uno de los talleres que se llevaron a cabo en esta colorida jornada fue el de máscaras a cargo de la señora Delia Ortiz, vecina y delegada del sector. El principal objetivo dice es que “participamos todos los vecinos de una forma recreativa. Y no solo de este taller, porque la idea era que viniera mucha gente como sucedió, porque es una iniciativa súper bonita para la gente que vive en este lugar y hay que aprovecharla”

Otras de las actividades que más fueron apreciadas por los asistentes fue la clínica de percusión creativa a cargo del artista Alex Muñoz. “El taller fue completamente abierto, para todos, niños, grandes, jóvenes. Pero más que el instrumento que tengamos o no tengamos, es que con lo que haya a disposición podamos generar alguna coordinación rítmica, pero esa es la excusa, porque lo importante era pasarlo bien un rato y aprender a convivir de mejor manera”

Pasadas las 8 de la noche concluyó exitosamente la actividad, que más allá de ser un momento de diversión y aprendizaje cultural, es una forma de relación más sensible entre los vecinos – y con su entorno, donde se apropian del lugar, dándole sentido y valor a las obras que finalmente acompañan el proceso de recuperación.