Entrevista a Seremi Manuel José Errázuriz Tagle: Trabajar en el Estado es creer que lo que uno hace, puede cambiar la vida de otras personas
Lleva apenas una semana como el nuevo Seremi Metropolitano de Vivienda y Urbanismo. Es abogado, ha trabajado en el Ministerio de Vivienda, como Contralor Interno y Jefe de Gabinete del Subsecretario; en el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, como Jefe de Gabinete del Ministro Juan Carlos Jobet, durante el primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera. En el sector privado fue Jefe de Recursos Humanos en Hortifrut S.A., y como parte de la firma de abogados, Uribe Hübner & Canales y Bernales y Cia. Abogados, se dedicó al área de litigios laborales, política de recursos humanos y negociación colectiva. Acaba de ser papá, tiene una hija de apenas un mes que se llama Sara al igual que su esposa y su abuela. Tiene tres hijastros y cuatro años de matrimonio. Su horóscopo es libra y los últimos siete años de desarrollo profesional los ha dedicado al servicio público.
- Ha tenido experiencias en varios ministerios desde el año 2012 ¿Cómo ha sido esa experiencia?
- Interesante conocer por dentro la administración pública. Tenía conocimiento de la administración como usuario y desde que soy parte del servicio público, ha sido una buena experiencia. Me tocó estar antes en el Ministerio de Vivienda como Contralor y Jefe de Gabinete del Subsecretario, entonces lo conozco y me parece que la labor que se hace en este ministerio es una labor muy social, que me parece algo muy valorable. Sobre el resto del trabajo, diría que es similar al sector privado en lo organizacional siempre hay que preocuparse de tener buenas relaciones con los demás y los grupos de trabajo.
- ¿Qué es lo que más le gusta de trabajar en el Estado?
- Creer que lo que uno hace puede cambiar la vida de otras personas, esto se puede hacer de una manera desde el Estado, pero también desde el servicio privado. Como gerente de recursos humanos o como abogado. Los juicios donde hay involucradas personas generalmente son juicios de empresas contra empresas. Pero cuando uno ayuda a una persona, el trabajo que uno hace es mucho más gratificante. Ser quien intervenga, para que una persona reciba lo que le corresponda, que injustamente había dejado de recibir por la razón que sea.
- Si tuviera que definir en dos palabras, ¿cuál sería su aporte humano a la Seremi?
- Me gustaría ser recordado por ser una persona cordial, de buen trato y haber ayudado a tener buen ambiente laboral. Conjugar eso con que haya una buena gestión. Pero siempre priorizando el buen trato y las relaciones cordiales. Creo que es fundamental, pasamos más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con nuestras familias. Si uno no tiene un buen ambiente, es muy fácil deteriorarse uno mismo, su salud, su psiquis, tiene consecuencias muy graves. No es necesario que todos sean amigos, porque son grupos grandes. Pero sí que haya un ambiente donde se puedan decir las cosas y que va a ser escuchado, ahora que seas escuchado no necesariamente implica que te van a hacer caso, porque siempre hay jerarquías en la administración. Aquí en el servicio público importa mucho el cargo y si es asesor de la autoridad muchas veces se entiende que habló la autoridad por él. Y las formas son más importantes y hay que cuidarlas más que en el sector privado. Pero eso es muy importante el clima laboral. Sino la gente se enferma y todos tenemos que trabajar lo más cómodamente posible.
- Usted ha salido a terreno en estos pocos días que ha llegado al servicio, qué le han parecido las palabras de los vecinos, de los dirigentes – ¿usted había tenido experiencia en terreno?
- No, no había tenido experiencia en terreno. Mi experiencia era de firma de resoluciones, entonces, fue muy grato estar en el territorio que se interviene, las comunidades beneficiadas con el ejercicio gubernamental y ver la obra en sí. Mi primera salida fue a la inauguración de las sedes sociales, del programa Quiero mi Barrio en la comuna de Lampa y me gustó mucho, era muy bonito ver la emoción de la gente. Veo que este aspecto, humano, va a ser muy interesante en este trabajo. Este cargo me va a permitir ver en la práctica lo que antes había visto en el papel. Materializada, construida la sede social y ver la emoción de la gente, feliz de tener un espacio en su barrio. En particular lo que me gustó de esa inauguración, vi que había mucha incidencia y participación de los vecinos. Que la gente haya elegido lo que quería y cómo lo quería, donde participa el Estado y el municipio. Por ende, una situación es la firma de 30 nuevos barrios y otra muy distinta es ver reflejado ese proceso, ese avance materializado. Me gustó mucho la organización de la gente.
- Y cuál sería su mensaje a los funcionarios sobre cómo deberíamos estar comunicando nuestra labor en terreno.
- Cuando llegamos en marzo de 2018, recuerdo muy bien lo que dijo el ministro Monckeberg: lo que no se comunica no existe. Es decir, es relevante preocuparse de comunicar todo lo que se está haciendo y en particular este ministerio que tiene una labor muy social, comunicarla y darla a conocer. A veces nos pasa como Seremi Metropolitana, como les pasa a todas las seremis, que estamos invisibilizados por el nivel central que lo tenemos al lado. Ahora, pensando en los equipos que representan el trabajo ministerial en terreno, más que llegar al territorio con un mensaje, la invitación es a escuchar. Y en eso me parece que las instancias de diálogo son importantes. Más que darles un mensaje de aquí venimos, grandilocuentemente a cambiar la vida de las personas, hay que escuchar qué es lo que quiere la gente y por ahí tratar de rediseñar el mensaje claro. Ya que no sirve de nada dar mensajes que nadie quiere escuchar.
- Aunque lleva apenas una semana entre nosotros, me imagino que tiene alguna primera impresión de lo que necesitaríamos como grupo ¿o es muy pronto aún?
- Yo creo que es poco el tiempo todavía para hablar en propiedad, pero junto con haber tenido un buen trato, me gustaría que la Seremi estuviera toda en un solo edificio. La separación que tenemos creo que afecta la sinergia de un grupo que trabaja en conjunto. Aunque sean veinte minutos a pie, que a lo mejor no es mucho, pero no existe la proximidad que es necesaria e importante. No me atrevería a decir algo más a nivel de personas, pero me parece que hay un buen grupo, hoy tuvimos la celebración de los cumpleaños de noviembre y no sé si coincidió en que todos los que eran escorpiones y sagitarios eran muy simpáticos y estuvo muy entretenido. Que sea distendido. Mi impresión de afuera, era que la Seremi era un equipo bastante técnico, por la función que hace en particular la DDU es muy técnica. Estar juntos, como proyecto lo veo difícil lamentablemente porque entiendo que todos los Seremis que han estado antes, desde que estuvo Marisol Rojas, lo han querido hacer y no han podido. No hay que perder la fe, pero tampoco hoy están los tiempos para asumir esta tarea, si los recursos son más útiles y se requieren más en beneficio de nuestros usuarios.
- Finalmente, cuáles son sus expectativas sobre este desafío como Seremi, o qué le gustaría decirnos a los funcionarios…
- Me gustaría decirles que estén tranquilos, que sigan haciendo el trabajo que hacen y que saben hacer, no debiese haber grandes cambios, salvo los Seremis que duran lo que se determine que duramos a lo mejor estamos muy poco rato, no lo sé, pero a todo el equipo: tranquilidad. Eso, por un lado, y recoger lo del buen trato. Hablé con la Asociación hoy día, que ha preparado un decálogo que será presentado próximamente, que es un tema que yo sabía que era importante antes de llegar. De todas maneras, no deja de llamarme la atención que haya afiches en la puerta que digan cosas sobre el buen trato, que no se toleren abusos. Me parece bien que estén porque hay que recordarlo, pero por otra parte me parece triste que esa sea la manera de recordarlo y no que el buen trato esté institucionalizado, asumido e internalizado en la cultura de trabajo. Podemos tener diferencias y podemos no estar de acuerdo en muchas cosas, pero eso no significa que tengamos que aceptar malos tratos de ningún tipo. Lo más importante es que la gente llegue a trabajar feliz y se vaya feliz, y que no sea con una sensación de angustia de no trabajar al lado de esa persona que se sienta al lado mío o dos escritorios más allá y estar esperando una tormenta que puede o no pasar, eso es muy dañino. Yo quiero que todos los funcionarios sepan que la oficina del Seremi siempre estará abierta para escuchar lo que me quieran decir, y si está cerrada la puerta: golpeen